Donald Trump regresa a la Casa Blanca y esto es para muchos, una amenaza real a los derechos fundamentales de las personas, especialmente de las mujeres y a lxs miembrxs de la comunidad LGBTIQ+.
Durante su mandato anterior, Trump implementó políticas que no solo socavaron el acceso a la salud, sino que también pusieron en peligro los avances en materia de igualdad de género y derechos reproductivos. Las elecciones de Estados Unidos se inclinaron nuevamente a su favor y las consecuencias para la población femenina y las comunidades diversas serán devastadoras.
Una de las primeras áreas de preocupación es la salud reproductiva. Trump ya demostró, durante su mandato anterior, su firme postura antiabortista, defendiendo y promoviendo la desmantelación del derecho al aborto en el país. Con su regreso, la posibilidad de una reversión total de la decisión histórica del caso Roe vs. Wade, que garantiza el derecho al aborto, se presenta como una amenaza aún más palpable. Esto no solo implica un retroceso para las mujeres en EE.UU, sino que afectaría a mujeres de todo el mundo, ya que Estados Unidos, bajo el mandato de Trump, probablemente recortará también los fondos internacionales destinados a la salud reproductiva, excluyendo a las poblaciones más necesitadas.
Políticas regresivas, mortalidad infantil, trans exclusión y gestantes en peligro
Si bien Trump se presentó como un defensor de la “vida”, sus políticas en realidad llevaron a un aumento en la mortalidad infantil y materna, ya que complicaron el acceso a servicios de salud esenciales. Durante su mandato, muchos hospitales, especialmente en estados donde se implementaron políticas más restrictivas sobre el aborto, comenzaron a denegar atención médica a mujeres embarazadas en situaciones de emergencia, como los embarazos ectópicos, que ponen en peligro la vida de las mujeres. Esta situación no solo afectó a las mujeres con embarazos no deseados, sino que puso en riesgo a todas aquellas que enfrentan complicaciones graves durante el embarazo, muchas de las cuales no recibieron la atención necesaria a tiempo.
Un informe publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reveló que más de 20,500 bebés murieron en 2022 antes de cumplir 1 año. Esto representa un aumento del 3% respecto al año anterior, con una tasa de 5.6 muertes infantiles por cada 1,000 nacidos vivos.
En el año y medio posterior a la decisión Dobbs de la Corte Suprema, que anuló el derecho federal al aborto, se registró un aumento en el número de muertes infantiles y maternas en Estados Unidos, superando alarmantemente las proyecciones. La mayoría de estos bebés presentaban anomalías congénitas o defectos de nacimiento, manifiesta el medio CNN trás una nueva investigación.
En el artículo publicado en JAMA Pediatrics, Singh y su coautora, la Dra. Maria Gallo, profesora de Epidemiología y decana asociada de Investigación en la Facultad de Salud Pública de la Universidad Estatal de Ohio, analizaron las tasas de mortalidad infantil en los 18 meses posteriores a la decisión Dobbs, comparándolas con las tendencias históricas.
Los resultados revelaron que en varios meses después de dicha decisión, la mortalidad infantil en Estados Unidos fue más elevada de lo habitual, sin registrar descensos a niveles inferiores a los esperados.
En particular, los meses en los que la mortalidad infantil excedió las expectativas —octubre de 2022, marzo de 2023 y abril de 2023— mostraron tasas alrededor de un 7% superiores a lo usual, lo que supuso una media de 247 muertes infantiles más en cada uno de esos meses.
“Esto es una prueba de un efecto dominó nacional, independientemente de la situación a nivel estatal”, afirmó la Dra. Parvati Singh, autora principal del nuevo estudio.
La prohibición del aborto, junto con la eliminación de los recursos para la salud reproductiva, genera una situación en la que las mujeres se ven forzadas a continuar con embarazos no deseados, muchas veces en condiciones de pobreza o violencia. En este escenario, la mortalidad infantil se eleva y se relega a la mujer al rol de reproductora sin autonomía ni derechos sobre su propio cuerpo.
Trump también ha sido un adversario implacable de los derechos de las personas transgénero. Durante su primer mandato se implementó políticas que negaban el acceso a la atención médica adecuada para personas trans, desde el acceso a hormonas hasta cirugías de afirmación de género. En lugar de avanzar hacia un país más inclusivo, Trump optó por retroceder en términos de derechos civiles para las mujeres trans, haciendo más difícil el acceso a la atención médica que necesitan, y fomentando un ambiente de odio y rechazo. Las mujeres trans, que ya enfrentan enormes desafíos en cuanto a discriminación y violencia, verían cómo estos problemas se profundizan con un regreso al poder de un presidente que las considera invisibles y prescindibles.
Este gobernante tiene 34 cargos criminales, dos procesos legales abiertos, un fallo civil por violación a la periodista Jean Caroll y una condena, ¡esto es insolito!
Por último y no menos importante, Trump señaló su intención de censurar y perseguir a los medios que tienen posturas ideológicas contrarias a la suya y retirar los recursos públicos de aquellas organizaciones que moderen contenidos, ya que considera que esta moderación es «censura». En otras palabras, para él, corregir noticias falsas o desmentir información engañosa representa una forma de censura. Así, si Trump difunde datos falsos sobre el aborto o tasas de mortalidad infantil y un medio lo corrige, él asegura que tomará medidas para silenciarlos.
Recordemos que Elon Musk financió millonariamente la campaña presidencial, y este es el dueño de la red social X (twitter), plataforma donde hay 541,6 millones de estadounidenses, ¿qué pasará con el contenido? ¿Quién está ejerciendo realmente la censura?