El Catatumbo es conocido por ser una zona geográficamente rica y diversa, abundante en flora y fauna, repleta de personas trabajadoras, emprendedoras, resilientes y llenas de sueños. Pero la región ha enfrentado diversos desafíos, como el conflicto armado y la presencia de grupos ilegales, esto ha afectado de manera especial a los niños, niñas y jóvenes quienes no solo han debido abandonar sus lugares de origen por amenazas, atropellos o asesinatos de sus seres queridos, sino que también se ha visto interrumpido su futuro al abandonar sus estudios.
Toda esta situación hizo que una persona de esta misma región llamado Rito Álvarez, dedicado al sacerdocio, tuviera interés en la dificultad por la que pasaban estos jóvenes, de allí nace la iniciativa de crear una fundación en pro de ayudar a niños y jóvenes que han tomado la decisión de no abandonar sus sueños. Su primera instalación fue en el municipio de Ábrego, donde eran beneficiarios niños y jóvenes hasta graduarse de bachiderato, al proyectarse decide crear una sucursal en el municipio de Ocaña para que ellos pudieran acceder a una universidad. En medio de este proceso, el padre conoce a una joven proveniente de Italia quien habría realizado una tesis de grado sobre el conflicto armado en Colombia y decide adentrarse en este proyecto llamado “Semillas” perteneciente a la Fundación Oasis de amor y paz.
El director y coordinador Camilo Prado recalca: “nuestra intención es fomentar en cada rincón del Catatumbo valores de paz, construcción, velando siempre por la integridad de las personas; a lo que se quiere llegar es a menguar el cese al fuego, la violencia y los grupos al margen de la ley, en cuanto al reclutamiento de jóvenes y brindar prioridad hacia al futuro respecto al desarrollo social e íntegro de cada rincón de la región”
La convivencia es un tema predominante para los jóvenes a la hora de convivir entre ellos, hay integrantes de la mayoría de municipios como lo son: El Tarra, San Calixto, Teorama, y Hacari donde deben regir por un reglamento interno. Su visión es brindarles a ellos la oportunidad de tener un lugar fuera de su territorio el cual les ayudará a acceder a su formación como profesionales. Con la formación vivencial de la fundación se va forjando amor y concordia entre ellos mismos y se aprenden valores primordiales para la estructura humana.
Testimonio
Ha sido muy útil porque uno aprende a convivir con varias personas, a sobrellevar el temperamento cuando compartimos cuarto con varios, liderar, coordinar, ser más organizado y cumplir reglamentos. La fundación ofrece el hospedaje a las personas que no tienen donde hospedarse en Ocaña y que es difícil.
En el primer semestre con mi hermana pagamos habitación y pues trabajamos para poder pagarla, nos quedaba súper pesado. Con la fundación se nos facilitó más.
Uno debe aprender a valorar el tiempo porque al llegar a la fundación aprendemos a valorar el esfuerzo que hacen nuestros padres, ya que a eso vinimos, a estudiar y salir adelante”, dijo Sonia Melo, joven perteneciente a la fundación Oasis de amor y paz.
Esta organización fue fundada hace aproximadamente 10 años, en los cuales ha alojado casi a 1000 estudiantes pertenecientes a la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña, la FESC, el Sena y algunas Universidades virtuales. En la actualidad viven 65 estudiantes de los cuales 5 de ellos se encuentran en Italia apoyando al padre Rito, su intención es recolectar fondos en iglesias mediante ofrendas directamente para el sostenimiento alimenticio de la fundación, 3 de estos jóvenes que hicieron parte de ella y se graduaron han forjado empresas en pro de ayudar a su región como lo son: Café Catatumbo, Yuca Catatumbo y Sacha Catatumbo. Esto demuestra que estas personas han adquirido habilidades y capacidades para desenvolverse como profesionales en parte gracias a la ayuda que les brindaron. Por medio de este proyecto los jóvenes han encontrado una salida a la adversidad de la cual se vive en su territorio, a pesar de los desafíos a lo que se han enfrentado, muchos de ellos siguen comprometidos con su futuro.
Ausencia de apoyo institucional
La fundación se ha forjado a partir de ayudas y proyectos sobre todo extranjeros provenientes de Italia y gracias a la granja que ellos mismos sostienen, pero no han recibido ayudas por parte de gobernación y los entes principales de los municipios del Catatumbo no han contribuido con esta. Su necesidad primordial es el sostenimiento alimenticio por el cual se encuentran tocando puertas en la ciudad de Bogotá.
El hecho de que la mayoría de jóvenes sean estudiantes de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña no les asegura recibir una contribución por su parte.
En estos últimos meses, el movimiento U+ y el concejo estudiantil toman la iniciativa de crear una bolsa común con el apoyo de docentes, comerciantes y una pequeña contribución de la universidad con la cual se logró donar 58 colchones para uso exclusivo de los jóvenes de la fundación, ellos requieren que se les siga brindando este tipo de ayudas.
“El semestre pasado fui y pues se necesitan una asesoría de psicólogos porque los estudiantes que viven allá todos estudian en la universidad, pero a veces se necesita que un psicólogo esté más con ellos, no solo como estudiantes regulares y hablé con bienestar universitario y me dijeron que no”, expresó docente Carlos, inconforme por la indiferencia de administrativos del plantel educativo.
Visibilizar la fundación
“Volverlos visibles ante la universidad es la más grandes de las necesidades”, exclamó Carlos Navarro, docente de la universidad, donde tiene como propósito lograr visibilizar la fundación mediante recorridos semestrales con todos sus estudiantes y así poco a poco lograr aportar un grano de arena.
Testimonio
“La verdad yo no pesaba estudiar, o tenía muchas ganas de estudiar, pero no tenía donde quedarme, sabía que la vida por fuera era muy costosa y haciendo los cálculos me salía el mes por más de seis cientos mil pesos entonces la fundación me abrió las puertas. La verdad estoy completamente agradecido porque si no fuera por la fundación la verdad no sé dónde estaría ahora, seguramente estaría laborando en el campo porque yo soy netamente campesino”, mencionó Martin Montaguth, joven de la fundación.
Los jóvenes que han sido marcados por el conflicto armado enfrentan desafíos significativos en su acceso a la educación universitaria, sin embargo, esta fundación ha podido ayudar a estas personas a superar estas barreras. Desempeña un papel crucial en la construcción de paz al abordar las consecuencias fundamentales que tiene en los jóvenes la violencia que se vive en su región y trabajando por crear un entorno propicio y sano para ellos, esta proporciona la ayuda a los jóvenes para que puedan acceder a una educación de calidad y les brinda oportunidad para desarrollar habilidades, ampliar sus horizontes y tener mejores perspectivas de su futuro. La fundación ha organizado actividades que han fomentado el liderazgo, la participación cívica, el compromiso de los jóvenes y la promoción de la paz y la reconciliación