domingo, diciembre 22, 2024
Últimas historias de Colombia y el Mundo

Reencuentro de una masacre sin fin

Deberías ver

Foto tomada 30 minutos antes de la masacre – Archivo

Realizado por: Wendy Tatiana Garay Ascanio

La noche del 09 de marzo de 1981 en una casa situada en el interior del Catatumbo, la música se mezclaba con el bullicio de una celebración programada por la familia Ortiz Ascanio. Entre el momento eufórico risas y alegría, el ambiente se tornó tenso al escuchar el forcejeo entre dos invitados a dicha celebración que se convirtió en una tragedia que marcaría para siempre el apellido Ascanio. Al ver el reloj en su interior marcaba las 12 de la noche, fue en ese momento en el que se conoció la muerte de Víctor Julio Ascanio y Aleider Ascanio quienes fueron clave importante para que la familia se mantuviera unida. Sus muertes desencadenarían una serie de eventos trágicos.

Era un día soleado en el que la familia Ascanio se encontraba en un ambiente de felicidad continua, risas y un choque de copas brindando por la vida. Sin embargo, al marcar el reloj la media noche, toda esta felicidad fue borrada de la cara de las personas quienes acompañaban esta celebración, sus corazones arrugados, las lágrimas amenazaron con convertirse en un mar, los cuerpos tensos, el miedo inundó a aquellas personas presentes, la muerte, la felicidad, el amor, tantos sentimientos encontrados en una tristeza profunda.

Al amanecer, el ambiente festivo desapareció por completo, la familia con el corazón hecho trizas, inició los arreglos fúnebres, mientras rumores inquietantes empezaban a circular, pues se creía que la estirpe Ascanio amenazaba con asesinar a los semejantes Ortiz Ascanio. Se sintió gran desesperación, desolación y ansiedad, la cara del dueño de casa se tornó pálida, los perros aullaban, el viento silbaba fuerte entre los árboles, el sol empieza a esconderse entre las montañas, las nubes grises casi negras anunciaban un fuerte torbellino y aquel hogar respiraba un ambiente extraño.

Casa en la que ocurren los hechos – Por Wendy Tatiana Garay Ascanio

En el interior de la casa de Antonio Ascanio en una vereda situada a los pies del Tarra llamada Mesa Rica, se veía el destello de una llama, la chispa del recuerdo más joven que el mediodía y ahí estaba el linaje Ascanio de pie, junto a sus ataúdes abiertos, mientras los Ortiz Ascanio huían. En el transcurso del camino buscan apoyo militar al batallón Pantera, un grupo organizado y dirigido por el cabo Jaime Alfonso Gómez Cárdenas quien decide revisar e investigar el caso con gran preocupación, sin saber que era lo último que haría.

Al llegar, con movimientos bruscos y mirada intensa, se siente el aroma de la comida que era preparada con amor por las mujeres campesinas, ollas llenas de sancocho, carne y yuca. Mientras tanto el militar procede a hacer revisión de posibles portadores de arma blanca, los ocupantes de la vivienda en este momento de frustración y tristeza sienten una amenaza y falta de respeto hacía los presentes, al ver esto Antonio Ascanio quien en su momento era dueño de casa, se reveló contra el uniformado con brusquedad, mirada de profunda tristeza y enojo. El cabo en defensa propia decide quitar el arma blanca que este portaba, entre forcejeos el señor Antonio Ascanio interrumpe apuñalando al cabo, quien en su última orden dice con desesperación y mirada profunda a su batallón, “Disparen mis soldados, acaben con lo que puedan, a mí me asesinaron”.

Al oír esto los presentes sacan sus armas blancas y sus revólveres arrojándolos a las ollas llenas de comida, como acto de inocencia hacía lo ocurrido. En ese momento los soldados activan los fusiles contra la familia Ascanio y disparan sin importar quienes estuviesen presentes. Luego de esto, el cabo Jaime muere.

Gallos cantando, el cielo gris, el viento parecía ir más fuerte cada vez, la familia llena de temor, lo único que podía escucharse era el llanto de los niños y el de la familia de las personas que en este evento fueron asesinados por el batallón Pantera, un desolador y tenso ambiente se sentía, las lágrimas, el miedo, la desesperación y la poca esperanza de vida anuncia la muerte de seis labriegos, estos conocidos por su gran carisma, humor y una personalidad alegre y singular.

Los ocupantes encerrados con los soldados, un fuerte calor los azotaba, el mal olor de la sangre derramada hacía que estos sintieran nauseas, persistieron encerrados toda la madrugada, en cuartos de la casa, unos escondidos y otros en la sala con los soldados, “los sobrevivientes” fueron llamados por los soldados. Mientras tanto salió el sol del 11 de marzo de 1981, con hambre, sin abrigo, solo con el miedo que aterrorizaba y la desesperación de querer salir de este evento traumático, la comida casi echada a perder fue la salvación de quienes estaban hambrientos, con los integrantes de la familia asesinados tirados en el piso de la sala, los ataúdes presentes y un fuerte olor que provocaba náuseas.

Algunos toman el valor de buscar platos, para proceder a servir la comida que con tanto amor habían preparado. Mientras llenaban las vasijas, salía entre el cucharón las armas de quienes las arrojaron, los soldados con expresión despreocupada se reían del hecho.

Simultáneamente, en un ambiente tenso llega el monseñor Ignacio Gómez Aristizábal, quien con ceño fruncido bendice las armas del batallón Pantera y maldice el apellido Ascanio, debido a que, el alto prelado de la iglesia católica era enemigo de la guerrilla y este al oír la declaración de los soldados, determinó que las víctimas pertenecían a los dichos grupos ilegales. La maldición del apellido Ascanio ha permanecido en las mentes de los miembros más cercanos hasta el día de hoy, como un recordatorio del devastador evento.

La comunidad se reúne para hacer levantamiento de cuerpos, se lleva la ceremonia de réquiem en La iglesia San Antonio de Padua, ubicada en la Vega comprensión rural del municipio de La Playa de Belén.

Los habitantes de la zona se reunieron e hicieron un lugar de descanso digno para los fallecidos, escogiendo el terreno, creando una lápida con cada nombre y fecha de lo sucedido, que luego el batallón sin respeto a la familia se dirige hacía el lugar de descanso y retira los nombres y fechas de los asesinados, para que el falso positivo fuera creíble. Seguido de esto, se hizo por cinco años consecutivos protestas pacíficas con pancartas y gritos de dolor haciendo un llamado de paz en la zona, pidiendo que el caso no fuera impune y aclamando justicia.

Lapida de los asesinados – Por Wendy Tatiana Garay Ascanio

La masacre de la familia Ascanio, es y será un evento que perdurará de generación en generación, preservando la memoria de los seres queridos.

No se olvida lo que se ama y solo irradiaba amor, hoy solo quedan las cenizas de lo que un día fue LA FAMILIA ASCANIO…

Investigación realizada por: Wendy Tatiana Garay Ascanio

Fuentes anónimas presentes en los hechos

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
Últimas noticias

Reportaje Noticioso: «Manos que Transforman»

Ocaña, Norte de Santander.La solidaridad toma protagonismo este miércoles 4 de diciembre con la gran Donatón organizada para beneficiar...
- Advertisement -spot_img

Más historias como esta

- Advertisement -spot_img