El gobierno de Nicolás Maduro solicita a Interpol la captura del líder opositor, acusándolo de diez delitos tras las recientes elecciones en el país.
Caracas, Venezuela. El gobierno de Venezuela, a través del Ministerio Público, solicitó a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) que emita una “alerta roja” contra el líder opositor Edmundo González Urrutia. Según el régimen de Nicolás Maduro, el exiliado en España enfrenta cargos por supuestos delitos como «uso de actos violentos contra la paz», «difusión de información falsa que desconoce los resultados electorales» y «sabotaje».
Esta petición de captura internacional surge tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, cuyos resultados aún son cuestionados. A pesar de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano declaró a Maduro ganador, el Centro Carter y otros observadores internacionales indican que González Urrutia obtuvo el 67 % de los votos, mientras Maduro habría recibido un 31 %. En respuesta, el gobierno venezolano acusa al líder opositor de atentar contra el orden público y legitimar capitales, entre otros cargos estipulados en el Código Penal y la Ley Especial Contra Delitos Informáticos de Venezuela.
Presión sobre la oposición
González Urrutia, quien vive exiliado en España desde septiembre, ha denunciado persecución política y amenazas contra su familia, mientras el gobierno venezolano lo señala de fomentar protestas y presiones poselectorales junto a la líder opositora María Corina Machado. González ha anunciado públicamente su intención de regresar a Venezuela el próximo 10 de enero para tomar posesión como «presidente electo».
En una reciente declaración, el líder opositor manifestó: “Yo voy a ir el 10 de enero a tomar posesión de mi cargo como presidente electo de Venezuela”, reafirmando que su deber es representar la voz de los millones de venezolanos que, según él, lo eligieron.
Esta solicitud de alerta roja de Venezuela a la Interpol es otro eslabón en una serie de acusaciones y medidas que han intensificado la presión sobre los líderes opositores en el exilio, en un contexto cada vez más tenso a medida que se aproxima la fecha en la que González ha prometido volver al país.