domingo, diciembre 22, 2024
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Catatumbo: Historia, territorio y paz

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Memorias de vida y dolor

Para hablar de la historia del conflicto, hay que remontarse a la década de 1970 a 1980. Como territorio que siempre ha sido marginado por el Estado, los catatumberos se han organizado para exigir sus derechos y han realizado grandes movilizaciones sociales para conseguir que el Estado mejore sus condiciones básicas de vida y les haga partícipes de la toma de decisiones sobre la gestión de su territorio.

Guerra de los colores

El 16 de noviembre de 1949, miembros de la «policía chulavita» llevaron a cabo una masacre en el municipio de El Carmen, para ese entonces bastión del liberalismo en Norte de Santander. El busto de Jorge Eliécer Gaitán, que estaba en el parque principal del pueblo, fue destruido. En la foto, Don Beto, una de las víctimas supervivientes, cuenta la violencia bipartidista que también tuvo lugar en los otros municipios del Catatumbo, y que algunos en la región recuerdan como la «guerra de los colores».

Movilizaciones

El Paro del Nororiente (1987) es un hito en la serie de movilizaciones sociales que han tenido lugar en la zona del Catatumbo desde mediados de los años 70. En la foto inferior, los participantes en el paro se reúnen en el parque de Ocaña y organizan una cacerolada comunitaria. Los líderes y participantes en estas movilizaciones fueron asesinados y desaparecidos. A la derecha, el maestro Hernando Sanguino, asesinado en Ocaña por liderar el sindicato de maestros de Norte de Santander (ASINORT).

El estigma social

Como consecuencia, en los años ochenta y noventa se desató una «guerra sucia» y un período de represión, violencia que se dirigió principalmente contra los participantes y los líderes de la sociedad que eran visibles en estas manifestaciones. Esta marginación propició la presencia de las guerrillas del ELN y del EPL (en los 70) y, posteriormente, de las FARC (en los 80), en el territorio.

Arremetidas en contra

Los residentes recuerdan cómo estos guerrilleros llevaban a cabo acciones como tomas de pueblos, extorsiones y secuestros: regulaban la vida cotidiana.

Como resultado, en 1999, tres estructuras paramilitares de las AUC se hicieron con el territorio de la región. Con crueldad y brutalidad, los paramilitares «masacraron» la región, cambiando el uso de la tierra y dejando profundas cicatrices en los habitantes. El bloque del Catatumbo se desmovilizó en 2004, y los dos frentes restantes en 2006.

Lucha contrainsurgente

Una de las consecuencias más atroces de esta estigmatización son las ejecuciones extrajudiciales, los llamados «falsos positivos» y otras violaciones de derechos humanos cometidas por algunos miembros del Ejército y la Policía desde principios del siglo XXI, lo que demuestra la militarización en el contexto de la contrainsurgencia y la profundización de la estigmatización de los habitantes del Catatumbo.

Esperanza de paz

El nuevo gobierno del «cambio», propuso abandonar el primer lugar de exportación de cocaína en el mundo para convertir el Catatumbo en la Capital Nacional de la Paz. El anuncio de un primer diálogo regional, educación de calidad y política de pazincluiría la participación de la sociedad civil, con lo que las comunidades tendrían voz. Aunque la aplicación de la propuesta aún no está clara, es evidente que el diálogo y la posición negociadora del Gobierno para impulsar el proceso han devuelto la ilusión por superar décadas de violencia y construir la paz en el territorio.

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